La NASA habilitó un espacio de consulta abierto al público para responder preguntas sobre el cometa interestelar 3I/ATLAS y los estudios que se realizarán sobre este objeto. Investigadores especializados en cometas y miembros de la misión participan de un foro en Reddit, donde explican qué esperan descubrir y cómo se analiza su comportamiento.
Hasta el momento, la ciencia solo logró identificar tres objetos interestelares que hayan sido observados al atravesar el sistema solar. El primero fue ‘Oumuamua, detectado en 2017 y considerado un hallazgo histórico. Dos años más tarde, en 2019, se confirmó el segundo caso con el descubrimiento de 2I/Borisov. Por ende, el cometa 3I/ATLAS se suma ahora a esta breve lista de visitantes provenientes de otros sistemas estelares.
Gracias a las observaciones realizadas con distintos telescopios, los astrónomos pudieron confirmar que 3I/ATLAS se encuentra activo. Esto implica que posee un núcleo compuesto por hielo y desarrolla una coma, es decir, una nube luminosa de gas y polvo que se forma cuando el cometa se acerca al Sol. Justamente esta actividad es la característica que permite clasificarlo como un cometa y no como un asteroide, que carece de este tipo de comportamiento.
Luego de haber pasado detrás del Sol en octubre de 2025, el cometa 3I/ATLAS volvió a ser observable desde la Tierra y las mediciones astrométricas se retomaron a partir del 31 de ese mes. Actualmente, puede verse en el cielo antes del amanecer y, según indicaron los astrónomos, es posible detectarlo incluso con un telescopio pequeño. Además, se espera que continúe siendo observable hasta la primavera boreal de 2026, lo que amplía la ventana para su seguimiento y estudio.
Para quienes quieran seguir de cerca el recorrido de 3I/ATLAS, la NASA ofrece una herramienta interactiva que permite visualizar su posición y desplazamiento en el sistema solar. Se trata de la simulación en línea Eyes on the Solar System (Ojos en el Sistema Solar), una plataforma que muestra en tiempo real la ubicación actual del cometa y su trayectoria a lo largo del espacio. El recurso está disponible en inglés y resulta especialmente útil para comprender cómo se mueve este objeto interestelar en relación con los planetas y el Sol.
Los expertos todavía no pudieron determinar con precisión el tamaño del cometa 3I/ATLAS, aunque las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble permiten establecer un rango aproximado. Según los datos disponibles hasta el 20 de agosto de 2025, el diámetro de su núcleo sería de al menos 440 metros y no superaría los 5,6 kilómetros.
Según información difundida por la NASA, el cometa 3I/ATLAS se formó en otro sistema estelar y, por motivos que aún se investigan, fue expulsado al espacio interestelar, la vasta región que se extiende entre las estrellas. Durante millones —o incluso miles de millones— de años, este objeto viajó por el cosmos hasta ingresar recientemente en nuestro sistema solar.
Los astrónomos detallaron que se fue aproximando desde la dirección general de la constelación de Sagitario, una zona asociada al centro de la Vía Láctea, y que al momento de su descubrimiento se encontraba a unos 670 millones de kilómetros del Sol, ya dentro de la órbita de Júpiter.
El cometa interestelar 3I/ATLAS pasó durante la madrugada por uno de los momentos clave de su recorrido: alrededor de las 04.00 de la mañana, hora argentina, se produjo su máxima aproximación a la Tierra. Este acercamiento permitió detectar con mayor claridad que el objeto había comenzado a mostrar signos de actividad incluso antes de alcanzar ese punto, un detalle que llamó especialmente la atención de los astrónomos.
Según explicaron los especialistas, esta “activación” temprana se debe al aumento de la radiación solar a medida que el cometa se aproximaba al Sol. El calor generó que parte del hielo de su núcleo libere gases y polvo, formando una coma brillante. Este comportamiento anticipado resultó clave para estudiar con más detalle su composición y dinámica, algo poco frecuente en cuerpos que provienen de fuera del sistema solar.
Los especialistas fueron claros al descartar cualquier tipo de amenaza para la Tierra. El cometa interestelar 3I/ATLAS se mantendrá a una distancia segura y su trayectoria no cruza la órbita terrestre, por lo que no existe riesgo alguno de impacto. Cuando la NASA se refiere a su “acercamiento”, habla exclusivamente del punto de menor distancia dentro de su recorrido, un dato de interés científico para su estudio, pero que en ningún caso implica peligro ni consecuencias para el planeta.
El cometa 3I/ATLAS tiene un valor científico excepcional porque se trata del tercer objeto interestelar confirmado que atraviesa el sistema solar, luego de Oumuamua y 2I/Borisov. Fue detectado por la red de telescopios ATLAS, creada para identificar objetos cercanos a la Tierra, y desde su hallazgo se transformó en un foco central de estudio. Su principal particularidad es que no está ligado gravitacionalmente al Sol, lo que indica que proviene de otro sistema planetario y que, tras completar su paso, continuará su recorrido por el espacio interestelar sin regresar.
El cometa 3I/ATLAS volvió a captar la atención de la comunidad científica tras nuevas observaciones que revelaron detalles inesperados en su comportamiento. Imágenes difundidas por la NASA, tomadas el 3 de diciembre por el telescopio Hubble, muestran con claridad el núcleo del objeto rodeado por una extensa nube de gas y polvo. A esto se suma un rasgo poco habitual: la presencia de dos colas bien definidas, un fenómeno que indica que el cometa atraviesa una etapa de intensa actividad mientras continúa su recorrido por el sistema solar.
Además de la doble cola —una de plasma y otra de polvo—, los astrónomos detectaron un comportamiento rítmico que describieron como un “latido”. Se trata de chorros de gas y polvo que se liberan de forma periódica, generando variaciones de brillo que aumentan y disminuyen entre un 20% y un 40% cada 16,16 horas. Aunque este pulso despertó especulaciones, las agencias espaciales explican que responde a la rotación del núcleo y a la exposición de zonas de hielo al calor del Sol, y descartan por completo cualquier origen artificial o no natural del fenómeno.
El estudio de 3I/ATLAS va más allá de la simple curiosidad astronómica. Al analizar los compuestos orgánicos y el agua que transporta un objeto de otro sistema estelar, los científicos buscan pistas sobre la panspermia y el origen de la vida. Si los “ladrillos” químicos fundamentales son comunes en toda la galaxia, la probabilidad de que otros sistemas planetarios alberguen vida aumenta significativamente. Este cometa es, en esencia, un laboratorio natural que nos permite asomarnos a la química de un sol lejano sin salir de nuestro propio hogar.
La observación de este cometa ha movilizado una flota tecnológica sin precedentes. No solo ha sido fotografiado por el Hubbley el James Webb, sino que incluso el rover Perseverance capturó imágenes del objeto desde la superficie de Marte en octubre de 2025. Asimismo, la sonda JUICE, en su camino hacia Júpiter, y la misión SOHO han aportado datos valiosos. Esta colaboración internacional permite estudiar el cometa desde múltiples ángulos y espectros (luz visible, infrarroja y ultravioleta), maximizando el retorno científico de su breve visita.
Pese a la gran atención mediática, los expertos aclaran que 3I/ATLAS no es visible a simple vista. Para localizarlo se requiere el uso de telescopios profesionales o equipos de aficionados de alta gama, además de conocimientos en coordenadas astronómicas. Actualmente, se sitúa en la constelación de Leo. Para el público general, la mejor opción son las transmisiones en vivo organizadas por proyectos como el Virtual Telescope Project, que permiten seguir el paso del cometa en tiempo real a través de internet durante las noches del 18 y 19 de diciembre.
Recientes observaciones sugieren que el 3I/ATLAS podría albergar volcanes de hielo o procesos de criovulcanismo. A diferencia de los cometas del sistema solar que suelen tener una capa protectora de polvo, este visitante parece carecer de ella, lo que expone su hielo directamente al calor solar. Esto provoca erupciones violentas de gas y vapor que podrían haber alterado su estructura superficial. Si se confirma esta hipótesis, 3I/ATLAS obligaría a los científicos a replantear los modelos estándar de formación de cometas y la diversidad de objetos que habitan el espacio interestelar.
El análisis espectroscópico realizado por el Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha revelado datos sorprendentes sobre la “receta” química de este objeto. Se han detectado altas concentraciones de dióxido de carbono, agua, cianuro de hidrógeno y metano. Un dato que intriga a los científicos es su alta relación de CO₂ respecto al agua, una de las más elevadas jamás registradas en un cometa. Esta firma química sugiere que 3I/ATLAS se formó en un sistema estelar con condiciones térmicas muy distintas a las nuestras, funcionando como una verdadera cápsula del tiempo de un origen remoto.
Uno de los aspectos más fascinantes documentados por el telescopio Gemini North en Hawái es el cambio cromático del cometa. Originalmente observado con un tono rojizo, 3I/ATLAS comenzó a emitir un brillo verdoso a medida que se acercaba al calor solar. Este fenómeno se debe a la sublimación de moléculas de carbono diatómico (C2). Cuando estas partículas son excitadas por la radiación ultravioleta del Sol, liberan luz en el espectro verde. Este cambio de color es un indicador visual de que el “corazón” helado del cometa está liberando materiales que han estado preservados durante miles de millones de años.
El calendario astronómico marca el 19 de diciembre de 2025 como la fecha clave de este evento. En este día, 3I/ATLAS alcanzará su punto de mayor proximidad a la Tierra, situándose a unas 1,8 unidades astronómicas (aproximadamente 270 millones de kilómetros). Aunque esta distancia equivale a casi el doble de la separación entre la Tierra y el Sol, es lo suficientemente cerca para que los observatorios terrestres y espaciales realicen mediciones de alta precisión. La NASA y la ESA han subrayado que, pese a la espectacularidad del evento, el cometa no representa ningún riesgo de colisión con nuestro planeta.
A diferencia de los planetas o cometas locales que siguen órbitas elípticas (cerradas) alrededor del Sol, 3I/ATLAS se desplaza en una trayectoria hiperbólica. Esto significa que su velocidad es tan extrema —alcanzando los 246.000 kilómetros por hora en su punto más cercano al Sol— que la gravedad solar no puede capturarlo. El cometa entró en nuestro sistema, realizó un giro alrededor de nuestra estrella y ahora se encamina hacia el espacio profundo. Una vez que abandone nuestro vecindario a finales de 2026, nunca más volverá a ser visto desde la Tierra.
La designación 3I/ATLAS responde a un código estandarizado por la Unión Astronómica Internacional. El número“3”indica que es el tercer objeto interestelar confirmado, mientras que la“I”corresponde a la categoría Interstellar. Finalmente,“ATLAS”rinde homenaje al programa de vigilancia financiado por la NASA que lo localizó. A diferencia de los cometas periódicos, como el Halley, este visitante no pertenece a nuestro sistema solar; es un “extranjero” que simplemente está de paso, ofreciendo una oportunidad única para estudiar materiales formados en otros rincones de la galaxia.
El cometa 3I/ATLAS fue detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopiosATLAS(Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) ubicado en Río Hurtado, Chile. Desde su avistamiento inicial, los astrónomos notaron que su velocidad y trayectoria eran inusuales para los objetos que habitualmente orbitan nuestro Sol. El hallazgo no solo activó las alertas de la comunidad científica internacional, sino que confirmó que estábamos ante el tercer objeto de origen interestelar detectado en la historia, sumándose a los ya célebres ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
El 3I/ATLAS (C/2025 N1) es el tercer objeto de origen interestelar confirmado en la historia, después de ‘Oumuamua y Borisov. Es un cometa activo, compuesto por un núcleo de hielo y polvo formado en un sistema estelar lejano. A diferencia de los cometas de nuestro sistema, sigue una trayectoria hiperbólica, lo que significa que viaja a una velocidad tan extrema (246.000 km/h) que la gravedad del Sol no puede retenerlo. Es un visitante fugaz que atraviesa nuestro vecindario cósmico una única vez antes de regresar al espacio profundo para siempre.
Aunque el 19 de diciembre de 2025 es su punto de mayor cercanía a la Tierra, su observación presenta desafíos específicos:
