“Es incorrecto decir la Conquista de México, porque es darle todo el crédito militar a los españoles, fue una alianza indo-europea la que facilitó la Conquista, entre ellos, quienes tendrían que disculparse son los tlaxcaltecas”, afirmó el escritor Francisco Martín Moreno.
El autor de la novela Los Tiempos Malditos (Alfaguara, 2025), en entrevista para el programa La Silla Roja de El Financiero Bloomberg, con los periodistas Enrique Quintana y Leonardo Kourchenko, va más allá: “La verdadera conquistadora de México es la viruela”.
De acuerdo con el novelista, Hernán Cortés, quien “era un hombre sumamente talentoso, astuto, muy audaz, un gran estratega, un gran diplomático, que sabía escribir, y no era ningún tonto”, no sólo hizo alianza con los pueblos indígenas oprimidos por los mexicas sino deliberadamente provocó una “guerra bacteriológica” en Tenochtitlán.
Refiere que Cortés se llevó “a propósito” a “dos negros infectados de viruela” a Tenochtitlán, lo cual a la postre menguó a los mexicas: “Fue la primera guerra bacteriológica del nuevo mundo”, dice.
Asegura que Cortés llegó a Veracruz son 400 soldados, los cuales tuvieron que enfrentarse a “unos 40 a 50 mil caballeros águila, guerreros mexicas graduados en el Calmécac.
“Era muy sencillo ver cómo Cortés descubre el odio que le tenían a los mexicas. Era un odio terrible, como el que tenía la propia Malintzin porque llegaban los recaudadores de impuestos de Moctezuma y se llevaban a las mujeres, a los jóvenes, la comida, el oro, la plata, los animales. Odiaban a los mexicas. Cuando Cortés se da cuenta de esto y habla con Xicohténcatl a través de Malintzin entonces es cuando se empieza hacer la alianza”, sostiene.
Asegura que el tratado entre España y México, firmado por la reina Isabel en 1836, establece que se cancelan los rencores y las reclamaciones de cualquiera de las partes.
Por otra parte, desmiente que entre los mexicas no haya habido sacrificios humanos, como afirma el expresidente Andrés Manuel López Obrador en su libro Grandeza. “Los sacrificios humanos no eran para producir dolor, era una ofrenda para reconciliarse con los dioses. Pero una vez que les sacaban el corazón, rodaban los cuerpos por debajo del Templo Mayor y caían en el tzompantli, los desollaban y les cortaban la cabeza. Es la primera evidencia que tendría que conocer este señor”, dice.

