Un viaje familiar en clase ejecutiva hacia Europa terminó en una demanda federal en Estados Unidos. Una familia de Virginia acusó haber sufrido múltiples picaduras de chinches durante un vuelo transatlántico operado por KLM Royal Dutch Airlines, una situación que afectó a los dos adultos y a sus hijos, dejó lesiones visibles y arruinó por completo las vacaciones.
El itinerario comenzó en el aeropuerto regional de Roanoke, en Virginia. Los pasajes se compraron a través de Delta Air Lines mediante un acuerdo de código compartido. El primer tramo hacia el aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta transcurrió sin inconvenientes.
Desde Atlanta, la familia abordó otro avión de KLM con destino a Ámsterdam. Ese vuelo formaba parte del trayecto hacia Belgrado, Serbia, donde planeaban visitar a familiares y amigos.
Según la demanda, cerca de dos horas después del despegue rumbo a Europa, Lisandra García comenzó a sentir movimientos sobre su cuerpo. Poco después, observó insectos sobre su suéter claro y en las costuras de los asientos de clase ejecutiva que ocupaba junto a su esposo, Romulo Albuquerque. Sus hijos viajaban en la fila inmediatamente posterior, según informó The Independent.
Tras confirmar la presencia de los insectos, ambos alertaron a la tripulación de cabina. De acuerdo con el escrito judicial, los asistentes de vuelo les pidieron que hablaran en voz baja para evitar pánico entre los pasajeros.
La denuncia sostuvo que la tripulación desalentó a la familia a informar lo ocurrido a otros pasajeros. Además, antes del aterrizaje en Ámsterdam, les advirtieron que podían perder la conexión hacia Serbia si comentaban la situación.
Antes de descender del avión en la ciudad de los Países Bajos, la tripulación entregó bolsas plásticas para que la familia aislara sus pertenencias personales. Luego abordaron otro vuelo de KLM rumbo a Belgrado. Según la denuncia, al tomar asiento aún sentían molestias intensas y picazón persistente.
Ya en el destino, lavaron toda la ropa en agua hirviendo con la intención de eliminar cualquier rastro de insectos. Un amigo médico brindó indicaciones para aliviar los síntomas, aunque el proceso de recuperación avanzó con lentitud y afectó toda la estadía.
El reclamo judicial, al que pudo acceder The Independent, describió “grandes ronchas rojas en los cuellos, torsos, piernas y brazos de los niños”. También indicó que García presentó erupciones similares en la parte baja de la espalda y en las piernas, mientras que Albuquerque tuvo lesiones en el cuello y el torso.
Según la demanda, “debido a las marcas visibles en la piel y a la picazón constante”, ninguno de los integrantes logró disfrutar del viaje.
El escrito señaló que las marcas “no comenzaron a desaparecer hasta después de que la familia regresó” a su hogar en Virginia. Además, afirmó: “hasta el día de hoy, la señora García tiene cicatrices en la parte baja de la espalda donde recibió las picaduras”.
Una semana después, llevaron a los niños a una clínica pediátrica. Allí recetaron esteroides tópicos y un antihistamínico. Un médico confirmó que las lesiones correspondían a picaduras de chinches y recomendó medidas de desinfección en la vivienda y en el automóvil familiar.
El profesional también entregó constancias escolares en las que indicó que los menores “no eran contagiosos”, pese a las ronchas visibles. Aun así, la denuncia afirmó que los niños atravesaron situaciones de vergüenza en la escuela debido a las marcas en la piel.
La demanda incluyó tanto a Delta Air Lines como a KLM Royal Dutch Airlines. Los abogados de la familia señalaron que intentaron resolver el conflicto fuera de los tribunales, pero no obtuvieron respuesta. Por ese motivo, afirmaron: “por lo tanto, presentamos la demanda para hacer valer los derechos legales de esta familia, y continuaremos adelante hasta que reciba un trato justo por lo que ocurrió”.
Desde Delta, un vocero indicó que las acusaciones se relacionaron con vuelos no operados por la compañía y sostuvo que revisaron la denuncia dentro del proceso legal correspondiente.
KLM no realizó comentarios sobre las acusaciones específicas y abordó el caso a través de los canales legales adecuados.
En el escrito judicial, la familia solicitó una compensación de 200 mil dólares, más intereses, por lesiones físicas, angustia emocional, gastos médicos y la pérdida de ropa y objetos personales que debieron desechar por precaución.


